viernes, julio 13, 2007

Silencio del abusador que comete abuso sexual infantil

El abusador MIENTE manifestando que él no cometió el abuso. Impone silencio al abusado por medios coercitivos y seductores. Crea un ámbito donde se establece un vínculo afectivo y de confianza que evita la revelación de las conductas abusivas.
El secreto impone un modo de comunicación donde se establecen ciertos códigos y reinterpretaciones de la realidad creados por el abuso.
El abusador guarda “silencio – secreto” que es compartido con el abusado, por varios motivos: a) en el conocimiento de que sus actos son delictivos; b) en el saber que si se revela el abuso, no podrá continuar con el mismo; c) porque el abuso es sintónico con su yo; d) por lo anteriormente dicho, no tiene sentimiento de culpa. El abusador usa a la niña o al niño como objeto sexual e inclusive le amenaza con aniquilarlo si se resiste o revela lo vivido. No le importa lo que la niña o el niño siente en tanto persona.
El secreto compartido con el abusado le permite al abusador, tener poder y control sobre el espacio personal de la víctima y con eso evita así la divulgación del abuso. El abusador sexual transgrede la ley social y comete delito y él lo sabe, por eso silencia su acto delictivo.

El silencio en las niñas y niños abusados

El silencio – en forma genérica - hace a la privacidad de la persona y protege lo que es íntimo y personal. En la experiencia del secreto – en el desarrollo normal - el niño descubre algo nuevo: la interioridad, la privacidad. Y este espacio interno, íntimo juega a su favor puesto que el hecho de que pueda esconder ciertos sentimientos es un signo de crecimiento, crecimiento hacia su independencian en su subjetividad. Pero es el propio niño el que escoge no contar algo, en este tipo de secreto. Pero en el abuso sexual infantil se encuentra la obligación del secreto.
No es habitual que los niños relaten el abuso a que están sometidos y muchas veces pasan años, antes de que puedan romper el silencio y siempre que hay un abuso, es de la índole de lo incestuoso (vinculos familiares) y se trata de vínculo de confianza. Esto sucede porque se da en un largo lapso de tiempo y con un vínculo afectivo intenso con el abusador. El niño o la niña se ven involucrados en actividades que no comprenden. El abusador le impone al niño al silencio sobre el abuso, silencio que es un secreto compartido con el abusador en donde la niña es obligada a no contar, a callar, por imposición de quien ejerce dominio sobre ella y muchas veces con amenazas de daño hacia los familiares, si hablase del abuso. En otros casos, el silencio proviene de un no hablar porque se trata de algo que es innombrable y que son vivencias, percepciones sin representaciones, que de tan terrible que es logra que la mente sea incapaz de poderlo representar. En otros procesos los niños no hablan porque no confían en que puedan ser entendidos ni ayudados ( desvalimiento). En otras situaciones funcionan escindidos, divididos: saben pero no saben, utilizando el mecanismo psíquico de sobvrevivencia, al igual que las personas que son torturadas por un torturador. La niña calla además por angustia que la confunde al no entender que aquella misma persona que la cuida, también le ocasiona dolor; puede reconocer en forma paulatina lo impropio del contacto y sentir vergüenza por ello. El niño abusado está frente a una disyuntiva: o se identifica con el abusador que le arremete o acepta el abuso en sometimiento debiendo entregar – por decirlo de alguna manera – su capacidad de pensar. Cuando la niña logra hablar en su especial lenguaje y no se le entiende o no se le cree, dice que lo que pasó no ha pasado: se retracta. Al retractarse, queda nuevamente en silencio, no hablando por la desconfianza que les generan las personas que deberían haberla protegido: queda nuevamente indefensa...
Escuchemos a las niñas, niños y adolescentes cuando dicen aquello que les pasa. Es una primera forma de ayuda, para comenzar acciones en contra del abuso sexual infantil.

domingo, julio 08, 2007

Sobre el artículo secretos y silencios. Aclaración y Disculpas

- Hoy - 9 de agosto del 2007, quiero agradecer la intervención de
Zulema quien me indica aclarar que el escrito sobre secretos y silencios - en la base de un cuento de princesa y de ogro - es de una autora llamada Brugilda -Beatriz Goldberg - a quien agradezco su fantasía y solicito mis disculpas por este medio, por las similitudes y diferencias existentes en el mismo, en este blog literario. El comentario que no acepto es que no haya existido en mi clínica particular, la paciente abusada por su padre, quien escribió un cuento bastante similar, con muchas faltas de ortografía, pero tambien con su muñeca de trapo, princesas, hadas y ogros. Esa fue su forma de hacerme entender lo que vivia; esa niña no murió. Los cuentos infantiles pueden ser la vía de una sospecha de abuso sexual. Lamentablemente, existen casos clínicos reales, pero en virtud de conservar el secreto profesional, se omiten datos identificatorios de los mismos. En mi blog literario me permito difundir algunos de estos hechos como forma de prevención de los abusos. Las cosas se repiten... las fantasías de los niños y niñas abusadas, también. El caso clínico al que se hace alusión de muerte por anorexia - incluida en el cuento reformado - fué publicado por el Prof. Pediatra Mañé Garzón en el Diario Médico de Uruguay, en julio del año 2002 y la paciente había fallecido en el Hospital de Niños Pereyra Rossell en la Ciudad de Montevideo en el año 1989, con diagnóstico primario de "anorexia nerviosa..." El diagnóstico de abuso fué post morten, a través de la autopisa realizada... la niña era más pequeña que la del cuento.